El Padre. Adan Kotas Regresa a Casa.,

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¡BIENVENID0 A CASA! 馃檹馃徏 El P. Adam Kotas anunci贸 su regreso a la Iglesia Cat贸lica, reconoci贸 haber tomado una mala decisi贸n de abandonar la Iglesia. Al mismo tiempo, pide a todos los fieles que lo acompa帽aron a la Iglesia Polaca, que regresen con 茅l, a la plena comuni贸n con la Iglesia Cat贸lica. Adem谩s, inform贸 que contactar谩 a las familias y personas a quienes administr贸 sacramentos para asegurarse que la Iglesia Cat贸lica reconoce como v谩lidos los sacramentos celebrados. El P. Kotas, de origen polaco, se mostr贸 arrepentido y anunci贸 que har谩 enmienda por el error que cometi贸. Finalmente agradeci贸 a todos aquellos que nunca dejaron de orar por 茅l y su regreso a la plena comuni贸n con la Iglesia Cat贸lica.    馃檹馃徏 Oremos por 茅l y nos llenamos de alegr铆a, pues, c贸mo dice el Evangelio:  “hay m谩s alegr铆a en el cielo por un pecador que se aarrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento…” (Lucas 15, 7).

Lecturas del Domingo 3潞 de Pascua

Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los Ap贸stoles (2,14.22-33):

EL d铆a de Pentecost茅s Pedro, poni茅ndose en pie junto a los Once, levant贸 su voz y con toda solemnidad declar贸:
«Jud铆os y vecinos todos de Jerusal茅n, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras.
A Jes煤s el Nazareno, var贸n acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realiz贸 por medio de 茅l, como vosotros mismos sab茅is, a este, entregado conforme al plan que Dios ten铆a establecido y previsto, lo matasteis, clav谩ndolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucit贸, libr谩ndolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiri茅ndose a 茅l:
“Ve铆a siempre al Se帽or delante de m铆,
pues est谩 a mi derecha para que no vacile.
Por eso se me alegr贸 el coraz贸n,
exult贸 mi lengua,
y hasta mi carne descansar谩 esperanzada.
Porque no me abandonar谩s en el lugar de los muertos,
ni dejar谩s que tu Santo experimente corrupci贸n.
Me has ense帽ado senderos de vida,
me saciar谩s de gozo con tu rostro”.
Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David muri贸 y lo enterraron, y su sepulcro est谩 entre nosotros hasta el d铆a de hoy. Pero como era profeta y sab铆a que Dios “le hab铆a jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, previ茅ndolo, habl贸 de la resurrecci贸n del Mes铆as cuando dijo que “no lo abandonar谩 en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentar谩 corrupci贸n”. A este Jes煤s lo resucit贸 Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Esp铆ritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que est谩is viendo y oyendo».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 15,1-2.5.7-8.9-10.11

R/.
 Se帽or, me ense帽ar谩s el sendero de la vida

Prot茅geme, Dios m铆o, que me refugio en ti.
Yo digo al Se帽or: «T煤 eres mi Dios».
El Se帽or es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte est谩 en tu mano. R/.

Bendecir茅 al Se帽or, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Se帽or,
con 茅l a mi derecha no vacilar茅. R/.

Por eso se me alegra el coraz贸n,
se gozan mis entra帽as,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonar谩s en la regi贸n de los muertos,
ni dejar谩s a tu fiel ver la corrupci贸n. R/.

Me ense帽ar谩s el sendero de la vida,
me saciar谩s de gozo en tu presencia,
de alegr铆a perpetua a tu derecha. R/.

Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del ap贸stol san Pedro (1,17-21):

Queridos hermanos:
Puesto que pod茅is llamar Padre al que juzga imparcialmente seg煤n las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinaci贸n, pues ya sab茅is que fuisteis liberados de vuestra conducta in煤til, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creaci贸n del mundo y manifestado en los 煤ltimos tiempos por vosotros, que, por medio de 茅l, cre茅is en Dios, que lo resucit贸 de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza est茅n puestas en Dios.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio seg煤n san Lucas (24,13-35):

Aquel mismo d铆a (el primero de la semana), dos de los disc铆pulos de Jes煤s iban caminando a una aldea llamada Ema煤s, distante de Jerusal茅n unos sesenta estadios;
iban conversando entre ellos de todo lo que hab铆a sucedido. Mientras conversaban y discut铆an, Jes煤s en persona se acerc贸 y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

脡l les dijo:
«¿Qu茅 conversaci贸n es esa que tra茅is mientras vais de camino?».
Ellos se detuvieron con aire entristecido, Y uno de ellos, que se llamaba Cleof谩s, le respondi贸:
«Eres t煤 el 煤nico forastero en Jerusal茅n que no sabes lo que ha pasado all铆 estos d铆as?».
脡l les dijo:
«¿Qu茅?».

Ellos le contestaron:
«Lo de Jes煤s el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; c贸mo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esper谩bamos que 茅l iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer d铆a desde que esto sucedi贸. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de ma帽ana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso hab铆an visto una aparici贸n de 谩ngeles, que dicen que est谩 vivo. Algunrlos de los nuestros fueron tambi茅n al sepulcro y lo encontraron como hab铆an dicho las mujeres; pero a 茅l no lo vieron».

Entonces 茅l les dijo:
«¡Qu茅 necios y torpes sois para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mes铆as padeciera esto y entrara as铆 en su gloria?».
Y, comenzando por Mois茅s y siguiendo por todos los profetas, les explic贸 lo que se refer铆a a 茅l en todas las Escrituras.
Llegaron cerca de la aldea adonde iban y 茅l simul贸 que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:
«Qu茅date con nosotros, porque atardece y el d铆a va de ca铆da».

Y entr贸 para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tom贸 el pan, pronunci贸 la bendici贸n, lo parti贸 y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero 茅l desapareci贸 de su vista.
Y se dijeron el uno al otro:
«¿No ard铆a nuestro coraz贸n mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?».

Y, levant谩ndose en aquel momento, se volvieron a Jerusal茅n, donde encontraron reunidos a los Once con sus compa帽eros, que estaban diciendo:
«Era verdad, ha resucitado el Se帽or y se ha aparecido a Sim贸n».
Y ellos contaron lo que les hab铆a pasado por el camino y c贸mo lo hab铆an reconocido al partir el pan.

Palabra del Se帽or

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