El Padre. Adan Kotas Regresa a Casa.,

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¡BIENVENID0 A CASA! 馃檹馃徏 El P. Adam Kotas anunci贸 su regreso a la Iglesia Cat贸lica, reconoci贸 haber tomado una mala decisi贸n de abandonar la Iglesia. Al mismo tiempo, pide a todos los fieles que lo acompa帽aron a la Iglesia Polaca, que regresen con 茅l, a la plena comuni贸n con la Iglesia Cat贸lica. Adem谩s, inform贸 que contactar谩 a las familias y personas a quienes administr贸 sacramentos para asegurarse que la Iglesia Cat贸lica reconoce como v谩lidos los sacramentos celebrados. El P. Kotas, de origen polaco, se mostr贸 arrepentido y anunci贸 que har谩 enmienda por el error que cometi贸. Finalmente agradeci贸 a todos aquellos que nunca dejaron de orar por 茅l y su regreso a la plena comuni贸n con la Iglesia Cat贸lica.    馃檹馃徏 Oremos por 茅l y nos llenamos de alegr铆a, pues, c贸mo dice el Evangelio:  “hay m谩s alegr铆a en el cielo por un pecador que se aarrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento…” (Lucas 15, 7).

Lecturas del Domingo 32潞 del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Primera Lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (17,10-16):

En aquellos d铆as, el profeta El铆as se puso en camino hacia Sarepta, y, al llegar a la puerta de la ciudad, encontr贸 all铆 una viuda que recog铆a le帽a. La llam贸 y le dijo: «Por favor, tr谩eme un poco de agua en un jarro para que beba.»
Mientras iba a buscarla, le grit贸: «Por favor, tr谩eme tambi茅n en la mano un trozo de pan.»
Respondi贸 ella: «Te juro por el Se帽or, tu Dios, que no tengo ni pan; me queda s贸lo un pu帽ado de harina en el c谩ntaro y un poco de aceite en la alcuza. Ya ves que estaba recogiendo un poco de le帽a. Voy a hacer un pan para m铆 y para mi hijo; nos lo comeremos y luego moriremos.»
Respondi贸 El铆as: «No temas. Anda, prep谩ralo como has dicho, pero primero hazme a m铆 un panecillo y tr谩emelo; para ti y para tu hijo lo har谩s despu茅s. Porque as铆 dice el Se帽or, Dios de Israel: "La orza de harina no se vaciar谩, la alcuza de aceite no se agotar谩, hasta el d铆a en que el Se帽or env铆e la lluvia sobre la tierra."»
Ella se fue, hizo lo que le hab铆a dicho El铆as, y comieron 茅l, ella y su hijo. Ni la orza de harina se vaci贸, ni la alcuza de aceite se agot贸, como lo hab铆a dicho el Se帽or por medio de El铆as.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/. Alaba, alma m铆a, al Se帽or


Que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Se帽or liberta a los cautivos. R/.

El Se帽or abre los ojos al ciego,
el Se帽or endereza a los que ya se doblan,
el Se帽or ama a los justos,
el Se帽or guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al hu茅rfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Se帽or reina eternamente,
tu Dios, Si贸n, de edad en edad. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (9,24-28):

Cristo ha entrado no en un santuario construido por hombres imagen del aut茅ntico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros. Tampoco se ofrece a s铆 mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los a帽os y ofrecia sangre ajena; si hubiese sido as铆, tendr铆a que haber padecido muchas veces, desde el principio del mundo. De hecho, 茅l se ha manifestado una sola vez, al final de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de s铆 mismo. Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez. Y despu茅s de la muerte, el juicio. De la misma manera, Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos. La segunda vez aparecer谩, sin ninguna relaci贸n al pecado, a los que lo esperan, para salvarlos.

Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio seg煤n san Marcos (12,38-44):

En aquel tiempo, entre lo que ense帽aba Jes煤s a la gente, dijo: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos. 脡stos recibir谩n una sentencia m谩s rigurosa.»
Estando Jes煤s sentado enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acerc贸 una viuda pobre y ech贸 dos reales.
Llamando a sus disc铆pulos, les dijo: «Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas m谩s que nadie. Porque los dem谩s han echado de lo que les sobra, pero 茅sta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que ten铆a para vivir.»

Palabra del Se帽or


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