Siete palabras para siempre
Las palabras de Jesรบs son nuevas porque las pronuncia a cada corazรณn y a cada hombre en el hoy de la historia. Para reflexonar))))
Primera palabra
“PADRE, PERDรNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN” (Lc 23,34)
Segunda Palabra
“YO TE ASEGURO: HOY ESTARรS CONMIGO EN EL PARAรSO” (Lc 23,43)
Tercera palabra
“MUJER, AHร TIENES A TU HIJO. HIJO, AHร TIENES A TU MADRE” (Jn 19,26)
Cuarta palabra
“DIOS MรO, DIOS MรO, ¿POR QUร ME HAS ABANDONADO?” (Mt 27,36)
Quinta palabra
“¡TENGO SED!” (Jn 19,28)
Sexta palabra
“TODO ESTร CUMPLIDO” (Jn 19,
Sรฉptima Palabra
“PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPรRITU” (Lc 23,46)
esucristo en la cruz pronunciรณ siete palabras, tal como lo han testimoniado los cuatro evangelistas. Siete palabras, tres recogidas por Lucas, tres por Juan y una misma por Marcos y Mateo.
Las Palabras sobre las que vamos a reflexionar son nuevas, muy nuevas podrรญamos decir, porque Jesรบs las pronuncia a cada instante. Y no envejecen, porque las pronuncia a cada corazรณn y a cada hombre en el hoy de la historia. Son palabras para siempre. Sรญ, estas palabras histรณricas pronunciadas desde la cruz son palabras eternamente nuevas, y hacen a quienes las acogen y las viven hombres tambiรฉn nuevos.
Primera palabra
Padre, perdรณnalos, porque no saben lo que hacen.
¡Quรฉ diferente, quรฉ nuevas se nos hacen, por contraste, las palabras de Jesรบs en el momento supremo de la cruz! Jesรบs nada sabe de venganza, no siente que ha perdido su dignidad filial, no pide ni promete castigos ni maldiciones. "Padre, perdรณnalos, porque no saben lo que hacen". Padre, perdona a todos: a los ladrones, a las autoridades judรญas, al gentรญo, a los transeรบntes, a los soldados, a mis discรญpulos; perdona a todos: a los corruptos, a las prostitutas, a los hipรณcritas, a los desinhibidos, a los hutus y a los tutsis, a los serbios y a los kosovares, a los que construyen las armas y a los que hacen las guerras, a los genocidas y a los abortistas, a los que pecan de oculto y a los que lo hacen en pรบblico, a los criminales de profesiรณn y a los que lo son sin que lo aparenten...
Segunda palabra
Te aseguro hoy estarรกs conmigo en el paraรญso.
En el Antiguo Testamento se habla del sheol despuรฉs de la muerte, ese lugar tenebroso, algo fantasmal y como lleno de sombras, bastante triste en que yacรญan las almas de los muertos. Muy lejos se estรก todavรญa de considerar el paso de la vida a la muerte, como el paso al paraรญso, el lugar de todas las delicias y felicidades. La concepciรณn judรญa sobre la resurrecciรณn estaba relacionada con el fin de los tiempos, no con el hoy con que Jesucristo la asegura: HOY estarรกs conmigo en el paraรญso. En la Torah se dice que es maldito quien cuelga de la cruz, puesto que eso significa que se trata de un criminal, de alguien que no ha cumplido la Ley de Dios y sus preceptos.
Jesรบs acepta que su interlocutor es un criminal, pero no lo considera maldito, sino bendito, digno de gozar eternamente del paraรญso; รฉl es muy consciente de que no ha venido a salvar a los justos, sino a los pecadores. La novedad de esta palabra de Jesรบs requiere un corazรณn de niรฑo, un volver a nacer por obra del Espรญritu. Asรญ es ahora el corazรณn de este hombre que de ladrรณn se ha convertido en niรฑo: Jesรบs, acuรฉrdate de mรญ cuando vengas como rey. Tambiรฉn nosotros digamos: "Yo quiero ser como un niรฑo". Y como niรฑos escucharemos de labios de Jesรบs: Hoy estarรกs conmigo en el paraรญso... Con Jesรบs, la vida, cualquiera que sea su circunstancia, es un paraรญso, el รบnico paraรญso.
Tercera palabra
"Mujer, ahรญ tienes a tu hijo". despuรฉs dijo al descรญpulo: "Ahรญ tienes a tu madre".
En el Antiguo Testamento el pueblo de Israel es simbolizado por una esposa. "Te desposarรฉ conmigo para siempre, te desposarรฉ en justicia y en derecho, en amor y en ternura, te desposarรฉ en fidelidad, y tรบ conocerรกs al Seรฑor" (Os 2, 21-22). Pero, que yo recuerde, no existe el sรญmbolo de una madre aplicado a Israel; el sรญmbolo de padre y madre es aplicado a Yavรฉh รบnicamente.
En el Nuevo Testamento la Iglesia, el nuevo Israel, es presentada por varios sรญmbolos: ciertamente el de esposa (Ef 5,21-33) y el de hijo que puede llamar papรก a Dios (Gรกl. 4, 6-7), pero tambiรฉn el de madre, como aquรญ en la cruz. Marรญa, la madre de Jesรบs, la mujer nueva de la historia, simboliza la Iglesia que nos engendra a la fe, a la esperanza y al amor de Dios. A su vez, el discรญpulo amado, representa a la Iglesia que dรญa tras dรญa vamos engendrando mediante la palabra y el sacramento. De modo que la Iglesia es madre como Marรญa e hijo como el discรญpulo amado. Cristo en la cruz regala a la Iglesia, simbolizada en Marรญa, un atributo de Dios: el ser padre, el ser madre de los creyentes, de la humanidad.
Hoy la Iglesia, desde su cruz y desde nuestra cruz, nos da a Marรญa, como madre y maestra de vida, como compaรฑera de camino, como modelo de generosidad y de entrega, como sรญmbolo de la unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia.
Marรญa simboliza y promueve la unidad porque todos los cristianos somos sus hijos; simboliza y promueve la santidad, con su amor y su ternura hacia su Hijo y hacia la voluntad del Padre; simboliza y promueve la catolicidad, porque es la nueva Eva, la madre de la nueva humanidad, a la que todos los hombres estamos llamados; simboliza y promueve la apostolicidad, con su presencia y su solicitud por los apรณstoles como en el cenรกculo en los dรญas de Pentecostรฉs. Marรญa es Iglesia. Marรญa hace Iglesia, engendra la Iglesia.
Cuarta palabra
Dios mรญo, Dios mรญo, ¿por quรฉ me has abandonado?
En el libro de los salmos encontramos muchos que hablan de peligros, persecuciones, intrigas, malignidad humana... y de confianza en Yahvรฉh que salva al que ora de todo ello. El salmo 22 pertenece a este grupo de salmos. Sobre รฉl, como sobre un pentagrama, parece haber sido redactado el texto de la pasiรณn de Jesucristo. Escuchemos algunos fragmentos:
"¡Dios mรญo, Dios mรญo! ¿Por quรฉ me has abandonado? ¿por quรฉ no escuchas mis gritos y me salvas?...
todos los que me ven se rรญen de mรญ:
´Se encomendรณ al Seรฑor, ¡pues que รฉl lo libre,
que lo salve, si es que lo ama!´...
...taladran mis manos y mis pies,
puedo contar todos mis huesos,
se reparten mis vestiduras,
echan a suerte mis ropas".
Si nos fijamos en la figura de Job, los
lamentos en su desgracia, son impresionantes a nuestros oรญdos:
"Desaparezca el dรญa en que nacรญ
y la noche que dijo: Ha sido concebido un hombre.
Que ese dรญa se convierta en tinieblas...
Lo รบnico que me quedan son mis gemidos;
como el agua se derraman mis lamentos...
No tengo paz, ni calma, ni descanso,
y me invade la turbaciรณn" (Job 3,3-4.20-26).
Jesรบs es el รบltimo y supremo de entre los justos perseguidos. "El mismo Cristo, en los dรญas de su vida mortal presentรณ oraciones y sรบplicas con grandes gritos y lรกgrimas a aquรฉl que podรญa salvarlo de la muerte" (Hbr 5,7). Pero es tambiรฉn el Hijo obediente y el sumo sacerdote que ofrece voluntariamente su vida para la salvaciรณn de la humanidad: "Fue escuchado en atenciรณn a su actitud reverente. Y aunque era Hijo, aprendiรณ sufriendo lo que cuesta obedecer" (Hbr 5,7-9). Jesรบs no grita a su Padre que le libre de la muerte como el justo perseguido, Jesรบs no se lamenta de su estado desgarrador e inhumano al estilo de Job, Jesรบs grita al Padre el abandono que siente su alma, y el deseo de consumar hasta el final su sacrificio redentor.
Quinta palabra
Tengo sed
En el Antiguo Testamento la sed estรก muy presente. Se nos habla del pueblo de Israel, sediento cuando marcha por el desierto, y que se queja de haber sido conducido allรญ para morir en รฉl de sed (cf. Ex 17,1ss).
¡Cuรกnto mejor estaban en Egipto!
De sed se habla tambiรฉn en algunos de los salmos. Por ejemplo, en el salmo 41: "Tengo sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuรกndo entrarรฉ a ver el rostro de Dios?" o en el salmo 68: "Los insultos me han roto el corazรณn y desfallezco; espero compasiรณn, y no la hay; nadie me consuela. Me pusieron veneno en la comida, me dieron a beber vinagre para mi sed".
Jesรบs tiene sed, como junto al pozo de Jacob en Siquรฉn, pero ahora ya no pide que le den de beber, como lo hizo allรญ cuando se dirigiรณ a la samaritana (Jn 4,10-15). Jesรบs en las bienaventuranzas dijo:
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serรกn saciados" (Mt 5, 6), y ahora el Padre, no los hombres, sacia misteriosamente esa sed de justicia de Jesรบs, es decir, de redenciรณn. Y al tรฉrmino del libro del Apocalipsis dice Jesรบs: "Si alguno tiene sed, venga y beba de balde, si quiere, del agua de la vida" (22,17), porque "el que viene a mรญ no volverรก a tener hambre; el que cree en mรญ nunca tendrรก sed" (Jn 6,35). Y el Apocalipsis no es sino el eco de unas palabras del Evangelio: "El รบltimo dรญa, el mรกs importante de la fiesta (fiesta de los tabernรกculos),
Jesรบs, puesto en pie ante la muchedumbre, afirmรณ solemnemente: Si alguien tiene sed, que venga a mรญ y beba" (Jn 7, 37-38). Y en el gran momento del juicio final escucharemos estas palabras de Jesรบs: "Venid, benditos de mi Padre, porque estuve sediento y me disteis de beber" (Mt 25, 31-40).
Es nueva la sed de Jesรบs. No es sed del Dios vivo, porque esa sed estรก completamente saciada. No es tampoco la palabra de Jesรบs un grito de queja, de desesperaciรณn, de rebeliรณn, como en el caso de los israelitas. Es sed real, sรญ, pero no sรณlo en su realidad fรญsica, sino sobre todo en su realidad mรกs รญntima y espiritual. Es sed de justicia, de redenciรณn por la sangre. Es sed que sรณlo el Espรญritu Santo puede apagar en el corazรณn de Cristo y del cristiano. Es sed que no es suya, sino de sus hermanos los hombres, hecha propia por รฉl en el calvario.
Sexta palabra
Todo estรก cumplido
Ha ido a donde el Padre querรญa; ha predicado cuando, donde y por el tiempo que el Padre querรญa; ha hecho los milagros que el Padre querรญa; ha elegido a los hombres que el Padre le indicรณ; ha predicado la verdad y la justicia, como el Padre querรญa; ha vivido conforme a lo que predicaba, para agradar a su Padre; ha sufrido los tormentos indescriptibles de la pasiรณn y de la cruz; ha cumplido las Escrituras. Ahora ya puede expirar como un soldado valiente que ha combatido el buen combate y que grita: Adsum!
Sรฉptima palabra
Padre, a tus manos confรญo mi espรญritu.
A ti, Seรฑor, me acojo; no quede yo defraudado...
Sรฉ para mรญ roca de cobijo y fortaleza protectora...
guรญame y condรบceme, por el honor de tu nombre...
En tus manos encomiendo mi espรญritu;
tรบ, Seรฑor, el Dios fiel, me rescatarรกs (Sal 31, 2-6).
Jesรบs, con este salmo, llama a Dios su roca y su fortaleza. Esa roca y fortaleza ya no es Yahvรฉh, es el Padre de nuestro Seรฑor Jesucristo. Hay una novedad radical: No es la relaciรณn de un vasallo con su rey, sino la de un hijo para con su Padre. No se abandona a las manos poderosas de Yahvรฉh, el Seรฑor de los ejรฉrcitos, el rey de las naciones, sino en las manos tiernas y benditas del Padre. Digamos tambiรฉn nosotros: Padre, a tus manos confรญo mi espรญritu, mi vida entera, ahora en el tiempo de la lucha, luego en la eternidad del amor.
Comments
Post a Comment