POR FAVOR Y POR AMOR, TENGA DISTANCIA CON EL SACERDOTE..!
Devemos de Tomar Distancia del Sacerdote..! Como nos tenemos que comportar especialmente las mujeres,
Se帽orita, se帽ora:
Cuando usted en un arranque de emotividad, siente el impulso de lanzarse al cuello del cura p谩rroco y cogerlo a besos, o siente ganas de expresarle su amor y gratitud, por favor, pi茅nselo bien, evite la abrazadera, evite la tocadera, eso, definitivamente no es sano ni conveniente.
No es tan solo porque hay que guardar la distancia, compostura y las apariencias, sino porque usted est谩 ante un ministro del Se帽or y con su actitud, puede convertirse en una tentaci贸n y la c谩scara en el camino del presb铆tero.
Un sacerdote merece reverencia, respeto y por amor, tambi茅n un poco de distancia. Tanto usted como 茅l son humanos y pueden hacerse da帽o con estas y otras emotivas manifestaciones afectivas.
La distancia entre el sacerdote y el laico (en este caso, la laica), as铆 茅l sea su confesor o usted sea su hija espiritual, es necesaria.
Por otra parte, ni el padre deja de ser hombre ni usted mujer, as铆 el inter茅s primero sea tan s贸lo el de acercar el alma hacia Dios.
No lo llame por su apodo, tampoco le diga Carlitos a secas. El para usted, como para cualquier otro se llama el padre Carlos, Juan o Andr茅s. No viva llam谩ndolo como si fuera su amigo 铆ntimo, no lo acose, d茅jelo crecer en su unidad con Dios y no divida su coraz贸n.
Queremos sacerdotes santos, pero tambi茅n nosotros tenemos que actuar con santidad ante ellos. Queremos sacerdotes c茅libes ¿Cierto? Entonces, no los tentemos ni les hagamos da帽o con esas actitudes que van quebrantando su voluntad y poniendo en riesgo su vida consagrada.
Por 煤ltimo, por favor, ¡Use ropa decente! No es necesario que se arregle y se maquille as铆 para la Santa Misa. No es necesario el uso de esos escotes pronunciados, ni ese colorete rojo encendido.
No ande sonri茅ndole al padre mientras 茅l da el serm贸n, ni les demuestre a las dem谩s feligresas que usted ocupa un lugar de predilecci贸n en su coraz贸n.
Un cura para ser amigo de nuestra alma, tendr谩 que guardar un poco de distancia con nosotros, as铆 lo queramos con todo el coraz贸n y 茅l nos aprecie de la misma manera.
¡A cuidar a nuestros sacerdotes! No son tan s贸lo las hienas de los medios de comunicaci贸n las que los despellejan, a veces sin querer, son sus mismos feligreses.
Dios los bendiga.
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