San Charbel Makhlouf, El Ermitaño Del Mundo

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San Charbel Makhlouf, 🛐  Murió la Nochebuena de 1898, mientras celebraba misa. Estaba nevando y todos los caminos a la ermita estaban cubiertos de nieve y nadie del monasterio pudo informar a los aldeanos de la muerte del ermitaño.   Sin embargo, sucedió algo extraño. Ese mismo día cada aldeano experimentó la íntima creencia de que el Padre Charbel había sido llamado al cielo.   Los jóvenes partieron con palas para quitar la nieve, hasta la ermita y para alcanzar el cuerpo en el monasterio de Annaya   “Hemos perdido una estrella brillante que protegía a nuestra Orden, a la Iglesia ya todo el Líbano con su santidad”, escribe el Prior.   “Oremos para que Dios haga de Charbel nuestro patrón, quien nos cuide y nos guíe en las tinieblas de nuestra vida terrena”.   El día de Navidad, el padre Charbel fue enterrado en una fosa común del monasterio.   La noche siguiente, una misteriosa luz brillante se hizo visible a través del valle.   Continuó brillando durante cuarenta y cinco

Hoy la Iglesia Celebra a Los Santos Apóstoles Felipe y Santiago

Hoy, 3 de mayo, la Iglesia recuerda a los santos apóstoles Felipe y Santiago, a quienes Jesús convocó para formar parte del grupo de sus discípulos más cercanos, los Apóstoles. Ambos coronaron el anuncio del Evangelio a través del martirio, como signo de fidelidad absoluta a su Maestro, Jesús de Nazaret.

Felipe nació en Betsaida y fue discípulo de Juan el Bautista. Fue uno de los primeros a quien llamó Jesús. Él fue quien preguntó al Señor: “¿Cómo vamos a darle de comer a tanta gente?” (Jn 6, 5-7) preocupado por aquellos que siguieron al maestro. A él se dirigió un grupo de paganos que deseaban conocer al Señor (Jn 12, 20-22). Además, Felipe fue quien le pidió a Cristo que le “muestre al Padre” (Jn 14, 8-11) en la última cena.

Después de la Ascensión, Felipe recibió el Espíritu Santo en Pentecostés, junto con los otros apóstoles y la Virgen María. Posteriormente partió a la región de Frigia (actualmente Turquía, Hungría, Ucrania y el Este de Rusia) para anunciar la Buena Noticia a las gentes de esas tierras.

San Felipe fue apedreado y crucificado en Hierápolis, donde murió. En el siglo VI las reliquias del Apóstol fueron llevadas a Roma y colocadas en la Basílica de los Doce Apóstoles. El martirologio de la Edad Media celebraba su fiesta el 1 de mayo pero posteriormente se desplazó la fecha al 3 de mayo.

Por su parte, Santiago es llamado en la escritura el “Hijo de Alfeo”, y también se le conoce como “El primo del Señor” porque su madre era pariente de la Virgen. A él se le atribuye la autoría de la primera epístola católica. Precisamente allí está consignada uno de los principios más importantes para la vivencia de nuestra fe: “La fe sin obras, está muerta”.

También encontramos en los Hechos de los Apóstoles menciones a este apóstol, como aquella en la que se señala que era muy querido por la Iglesia de Jerusalén y que lo llamaban “el Obispo de Jerusalén”. San Pablo lo menciona en su carta a los Gálatas, al lado de San Pedro y San Juan. Además, el Apóstol de Gentes comenta que después de su conversión fue a visitar a Pedro, pero no encontró a ningún discípulo sino a Santiago. Incluso en la última visita de San Pablo a Jerusalén, este fue directamente a su casa, donde se reunió con todos los jefes de la Iglesia de Jerusalén (Hech. 21,15).

La gente lo llamaba: “El que intercede por el pueblo”, porque, según la tradición, oraba siempre pidiendo perdón a Dios por los pecados de su pueblo.

Una antigua tradición recoge también un episodio en el que Santiago fue causa de escándalo entre los fariseos y escribas. Por ello, el Sumo Sacerdote Anás II, aprovechando la concurrencia que se presentaba en la fiesta judía, lo interpeló diciendo: “Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti grande admiración, te presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el Mesías o Redentor”. Ante este pedido, Santiago respondió: “"Jesús es el enviado de Dios para salvación de los que quieran salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes, sentado a la derecha de Dios".

Los sumos sacerdotes enfurecidos por su respuesta -pues temían que todos los judíos se convirtieran al cristianismo- mandaron capturar a Santiago y lo llevaron a la parte más alta del templo. Desde allí lo echaron hacia el precipicio. El apóstol cayó de rodillas y murió mientras repetía las palabras de Cristo: “Padre Dios, te ruego que los perdones porque no saben lo que hacen".

Más información:

Tomado de ACI PRENSA  & CHURCH POP ESPAÑOL

 

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