Dios Siempre Está Con Nosotros

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Dios con nosotros La promesa de Jesús de que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo sigue vigente. Todos los días está presente en nuestras vidas, porque somos sus hijos. A veces lo olvidamos, vamos acumulando pesares, malos ratos, problemas que nos desenfocan y apenas le vemos con nosotros. Dios nos llama a meditar, a reflexionar y a recordar sus promesas, convencidos de que Él siempre, siempre, siempre, cumple lo que promete. Estos días hemos estado trayendo a la memoria algunas de sus promesas. Hemos visto que Dios nos cuida, nos protege y nos ayuda. Su poder está de nuestro lado, Él es nuestra poderosa Roca a donde podemos recurrir continuamente. A pesar de nuestra humana debilidad podemos ser vencedores porque nuestra Roca, que es Cristo, ya venció. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” Rom. 8:37 No debemos esperar a estar con el agua al cuello para ir a la Roca, para buscar con desespero qué promesa

Quienes Mataron a Jesus?

Cuando crecí y empecé a comprender mejor las Escrituras, entendí que no fueron los judíos los que mataron a Jesús, tal como se suele entender. Los relatos bíblicos explican claramente cómo fueron los hechos, quiénes estuvieron implicados y, lo más importante, cuál es el significado espiritual de ese acontecimiento.

La Biblia, en el Antiguo Testamento, divide a la humanidad en dos grupos: judíos y gentiles. Los judíos son los descendientes de Abraham, de cuyo linaje vendría el Mesías y Salvador del Mundo. Los gentiles representaban a todas las demás naciones no judías, o sea, al resto del mundo. Al decir "judíos y gentiles", la Biblia engloba a toda la humanidad.

Ciertamente la cúpula religiosa judía fue la que juzgó primeramente a Jesús y esta lo entregó a los romanos para que ellos lo ejecutaran (solo los romanos estaban autorizados a crucificar a alguien). Cuando Pilatos, gobernador romano, pregunta a la multitud si crucificaba a Barrabás o a Jesús, el pueblo dio su veredicto: crucifiquen a Jesús y suelten al criminal Barrabas. O sea, crucifiquen al inocente y liberen al pecador.

En este solo pasaje podemos ver concentrada toda la humanidad. Por un lado, los judíos, quienes entregaron a Cristo; por otro lado, los romanos (que eran gentiles y representan a las naciones no judías, o sea, el resto de la humanidad) y también a Barrabás, hombre pecador, merecedor de la muerte y liberado, gracias a que tomó su lugar el inocente Jesucristo.

Entonces, es incorrecto decir que los "judíos" mataron a Jesús (de hecho fueron los romanos), puesto que en los judíos y los romanos (gentiles) estaba representada la humanidad. En conclusión, los que mataron a Jesús fuimos nosotros, la humanidad entera. A la vez, fuimos nosotros, representados por Barrabás, los culpables y merecedores de la condena, los que fuimos beneficiados con la muerte de Cristo, ya que vemos en la escena de la liberación de Barrabás el cuadro perfecto de la redención: Cristo (el inocente) tomando el lugar y muriendo por el pecador (la humanidad).

En la película La Pasión de Cristo se ve, en el momento de ser clavado Jesús en el madero, una mano que clava a Cristo en la Cruz. Esa mano era la del director de la película, Mel Gibson. Él había dicho que en esa escena quería que fuera su mano la que se viera clavando a Cristo, ya que fue él, por sus pecados, quien crucificó a Cristo en la Cruz del Calvario.

Entonces, ¿quién mató a Jesús?
Fuimos nosotros: vos, yo y toda la humanidad, ya que todos hemos pecado y fuimos separados del Padre, y la única manera en que se podía dar esa reconciliación era con el sacrificio expiatorio de su Hijo Jesucristo (Romanos 3.21-31).

Por Emilio Agüero Esgaib,


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