Domingo De Ramos Lecturas del Domingo de Pasi贸n - Ciclo C
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Lectionary: 37 and 38
Procesi贸n de las Palmas - Evangelio
En aquel tiempo, Jes煤s, acompa帽ado de sus disc铆pulos, iba camino de Jerusal茅n, y al acercarse a Betfag茅 y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envi贸 a dos de sus disc铆pulos, dici茅ndoles: “Vayan al caser铆o que est谩 frente a ustedes. Al entrar, encontrar谩n atado un burrito que nadie ha montado todav铆a. Des谩tenlo y tr谩iganlo aqu铆. Si alguien les pregunta por qu茅 lo desatan, d铆ganle: ‘El Se帽or lo necesita’ ”.
Fueron y encontraron todo como el Se帽or les hab铆a dicho. Mientras desataban el burro, los due帽os les preguntaron: “¿Por qu茅 lo desamarran?” Ellos contestaron: “El Se帽or lo necesita”. Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jes煤s montara en 茅l.
Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el camino con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de disc铆pulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que hab铆an visto, diciendo:
“¡Bendito el rey
que viene en nombre del Se帽or!
¡Paz en el cielo
y gloria en las alturas!”
Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron: “Maestro, reprende a tus disc铆pulos”. 脡l les replic贸: “Les aseguro que si ellos se callan, gritar谩n las piedras”.
La Misa
Lectura del libro de Isa铆as (50,4-17):
con palabras de aliento.
Ma帽ana tras ma帽ana, el Se帽or despierta mi o铆do,
para que escuche yo, como disc铆pulo.
El Se帽or Dios me ha hecho o铆r sus palabras
y yo no he opuesto resistencia
ni me he echado para atr谩s.
Ofrec铆 la espalda a los que me golpeaban,
la mejilla a los que me tiraban de la barba.
No apart茅 mi rostro de los insultos y salivazos.
Pero el Se帽or me ayuda,
por eso no quedar茅 confundido,
por eso endurec铆 mi rostro como roca
y s茅 que no quedar茅 avergonzado”.
Salmo Responsorial
Salmo 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24
R. (2a) Dios m铆o, Dios m铆o, ¿por qu茅 me has abandonado?
me hacen gestos y dicen:
“Confiaba en el Se帽or, pues que 茅l lo salve;
si de veras lo ama, que lo libre”.
R. Dios m铆o, Dios m铆o, ¿por qu茅 me has abandonado?
como rabiosos perros.
Mis manos y mis pies han taladrado
y se puedan contar todos mis huesos.
R. Dios m铆o, Dios m铆o, ¿por qu茅 me has abandonado?
y se juegan mi t煤nica a los dados.
Se帽or, auxilio m铆o, ven y ayudarme,
no te quedes de m铆 tan alejado.
R. Dios m铆o, Dios m铆o, ¿por qu茅 me has abandonado?
en medio de la asamblea te alabar茅.
Fieles del Se帽or, al谩benlo;
glorificarlo, linaje de Jacob,
t茅melo, estirpe de Israel.
R. Dios m铆o, Dios m铆o, ¿por qu茅 me has abandonado?
Segunda Lectura
Lectura de la carta del ap贸stol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):
Cristo, siendo Dios,
no consider贸 que deb铆a aferrarse
a las prerrogativas de su condici贸n divina,
sino que, por el contrario, se anonad贸 a s铆 mismo,
tomando la condici贸n de siervo,
y se hizo semejante a los hombres.
As铆, hecho uno de ellos, se humill贸 a s铆 mismo
y por obediencia acept贸 incluso la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exalt贸 sobre todas las cosas
y le otorg贸 el nombre que est谩 sobre todo nombre,
para que, al nombre de Jes煤s, todos doblen la rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y todos reconozcan p煤blicamente que Jesucristo es el Se帽or,
para gloria de Dios Padre.
Aclamaci贸n antes del Evangelio
Flp 2, 8-9
R. Honor y gloria a ti, Se帽or Jes煤s.
Cristo se humill贸 por nosotros
y por obediencia acept贸 incluso la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo exalt贸 sobre todas las cosas
y le otorg贸 el nombre que est谩 sobre todo nombre.
R. Honor y gloria a ti, Se帽or Jes煤s.
Evangelio
He deseado enormemente comer esta
comida pascual con vosotros, antes de padecer
C. Llegada la hora, se sent贸 Jes煤s con sus disc铆pulos y les dijo:
P. He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de
padecer, porque os digo que ya no la volver茅 a comer, hasta que se cumpla en el
reino de Dios.»
C. Y, tomando una copa, pronunci贸 la acci贸n de gracias y dijo:
P. Tomad esto, repartidlo entre vosotros;porque os digo que no beber茅 desde
ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»
Haced esto en memoria m铆a
C. Y, tomando pan, pronunci贸 la acci贸n de gracias, lo parti贸 y se lo dio,
diciendo:
P. Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria m铆a.»
C. Despu茅s de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:
P. Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por
vosotros.»
¡Ay de 茅se que entrega al Hijo del hombre!
P. Pero mirad: la mano del que me entrega est谩 con la m铆a en la mesa. Porque el
Hijo del hombre se va, seg煤n lo establecido;pero, ¡ay de 茅se que lo entrega!»
C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quien de ellos pod铆a ser el que
iba a hacer eso.
Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve
C. Los disc铆pulos se pusieron a disputar sobre qui茅n de ellos deb铆a ser tenido
como el primero. Jes煤s les dijo:
P. Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se
hacen llamar bienhechores. Vosotros no hag谩is as铆, sino que el primero entre
vosotros p贸rtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve. Porque,
¿qui茅n es m谩s, el que est谩 en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que est谩
en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. Vosotros sois
los que hab茅is perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino
como me lo transmiti贸 mi Padre a m铆: comer茅is y beber茅is a mi mesa en mi reino,
y os sentar茅is en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»
T煤, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos
C. Y a帽adi贸:
P. Sim贸n, Sim贸n, mira que Satan谩s os ha reclamado para cribaros como trigo.
Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y t煤, cuando te
recobres, da firmeza a tus hermanos.»
C. 脡l le contest贸:
S. Se帽or, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la c谩rcel y a la muerte.»
C. Jes煤s le replic贸:
P. Te digo, Pedro, que no cantar谩 hoy el gallo antes que tres veces hayas
negado conocerme.»
Tiene que cumplirse en m铆 lo que est谩 escrito
C. Y dijo a todos:
P. Cuando os envi茅 sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os falt贸 algo?»
C. Contestaron:
S. Nada.»
C. 脡l a帽adi贸:
P. Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja;y el que
no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene
que cumplirse en m铆 lo que est谩 escrito: "Fue contado con los
malhechores."Lo que se refiere a m铆 toca a su fin.»
C. Ellos dijeron:
S. Se帽or, aqu铆 hay dos espadas.»
C. 脡l les contest贸:
P. Basta.»
En medio de su angustia, oraba con m谩s insistencia
C. Y sali贸 Jes煤s, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los
disc铆pulos. Al llegar al sitio, les dijo:
P. Orad, para no caer en la tentaci贸n.»
C. El se arranc贸 de ellos, alej谩ndose como a un tiro de piedra y, arrodillado,
oraba, diciendo:
P. Padre, si quieres, aparta de m铆 ese c谩liz;pero que no se haga mi voluntad,
sino la tuya.»
C. Y se le apareci贸 un 谩ngel del cielo, que lo animaba. En medio de su
angustia, oraba con m谩s insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como
de gotas de sangre. Y, levant谩ndose de la oraci贸n, fue hacia sus disc铆pulos,
los encontr贸 dormidos por la pena, y les dijo:
P. ¿Por qu茅 dorm铆s? Levantaos y orad, para no caer en la tentaci贸n.»
Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?
C. Todav铆a estaba hablando, cuando aparece gente;y los guiaba el llamado Judas,
uno de los Doce. Y se acerc贸 a besar a Jes煤s. Jes煤s le dijo:
P. Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»
C. Al darse cuenta los que estaban con 茅l de lo que iba a pasar, dijeron:
S. Se帽or, ¿herimos con la espada?»
C. Y uno de ellos hiri贸 al criado del sumo sacerdote y le cort贸 la oreja
derecha. Jes煤s intervino, diciendo:
P. Dejadlo, basta.»
C. Y, toc谩ndole la oreja, lo cur贸. Jes煤s dijo a los sumos sacerdotes y a los
oficiales del templo, y a los ancianos que hab铆an venido contra 茅l:
P. ¿Hab茅is salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario
estaba en el templo con vosotros, y no me echasteis mano. Pero 茅sta es vuestra
hora: la del poder de las tinieblas.»
Pedro, saliendo afuera, llor贸 amargamente
C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo
sacerdote. Pedro lo segu铆a desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del
patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sent贸 entre ellos. Al verlo una criada
sentado junto a la lumbre, se lo qued贸 mirando y dijo:
S. Tambi茅n 茅ste estaba con 茅l.»
C. Pero 茅l lo neg贸, diciendo:
S. No lo conozco, mujer.»
C. Poco despu茅s lo vio otro y le dijo:
S. T煤 tambi茅n eres uno de ellos.»
C. Pedro replic贸:
S. Hombre, no lo soy.»
C. Pasada cosa de una hora, otro insist铆a:
S. Sin duda, tambi茅n 茅ste estaba con 茅l, porque es galileo.»
C. Pedro contest贸:
S. Hombre, no s茅 de qu茅 me hablas.»
C. Y, estaba todav铆a hablando, cuando cant贸 un gallo. El Se帽or, volvi茅ndose, le
ech贸 una mirada a Pedro, y Pedro se acord贸 de la palabra que el Se帽or le hab铆a
dicho:
«Antes de que cante hoy el gallo, me negaras tres veces.» Y, saliendo afuera,
llor贸 amargamente.
Haz de profeta;¿qui茅n te ha pegado?
C. Y los hombres que sujetaban a Jes煤s se burlaban de 茅l, d谩ndole golpes. Y,
tap谩ndole la cara, le preguntaban:
S. Haz de profeta;¿qui茅n te ha pegado?»
C. Y profer铆an contra 茅l otros muchos insultos.
Lo hicieron comparecer ante su Sanedr铆n
C. Cuando se hizo de d铆a, se reuni贸 el senado del pueblo, o sea, sumos
sacerdotes y escribas, y, haci茅ndole comparecer ante su Sanedr铆n, le dijeron:
S. Si t煤 eres el Mes铆as, d铆noslo.»
C. 脡l les contest贸:
P. Si os lo digo, no lo vais a creer;y si os pregunto, no me vais a responder.
Desde ahora, el Hijo del hombre estar谩 sentado a la derecha de Dios
todopoderoso.»
C. Dijeron todos:
S. Entonces, ¿t煤 eres el Hijo de Dios?»
C. 脡l les contest贸:
P. Vosotros lo dec铆s, yo lo soy.»
C. Ellos dijeron:
S. ¿Que necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos o铆do de
su boca.»
C. Se levant贸 toda la asamblea, y llevaron a Jes煤s a presencia de Pilato.
No encuentro ninguna culpa en este hombre
C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:
S. Hemos comprobado que 茅ste anda amotinando a nuestra naci贸n, y oponi茅ndose a
que se paguen tributos al C茅sar, y diciendo que 茅l es el Mes铆as rey.»
C. Pilato pregunt贸 a Jes煤s:
S. ¿Eres t煤 el rey de los jud铆os?»
C. 脡l le contest贸:
P. T煤 lo dices.»
C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
S. No encuentro ninguna culpa en este hombre.»
C. Ellos insist铆an con m谩s fuerza, diciendo:
S. Solivianta al pueblo ense帽ando por toda Judea, desde Galilea hasta aqu铆.»
C. Pilato, al o铆rlo, pregunt贸 si era galileo;y, al enterarse que era de la
jurisdicci贸n de Herodes, se lo remiti贸. Herodes estaba precisamente en
Jerusal茅n por aquellos d铆as.
Herodes, con su escolta, lo trato con desprecio
C. Herodes, al ver a Jes煤s, se puso muy contento;pues hac铆a bastante tiempo que
quer铆a verlo, porque o铆a hablar de 茅l y esperaba verle hacer alg煤n milagro. Le
hizo un interrogatorio bastante largo;pero 茅l no le contest贸 ni palabra.
Estaban all铆 los sumos sacerdotes y los escribas acus谩ndolo con ahinco.
Herodes, con su escolta, lo trat贸 con desprecio y se burl贸 de 茅l;y, poni茅ndole
una vestidura blanca, se lo remiti贸 a Pilato. Aquel mismo d铆a se hicieron
amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.
Pilato entreg贸 a Jes煤s a su arbitrio
C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo,
les dijo:
S. Me hab茅is tra铆do a este hombre, alegando que alborota al pueblo;y resulta
que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre
ninguna de las culpas que le imput谩is;ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido:
ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. As铆 que le dar茅 un
escarmiento y lo soltar茅.»
C. Por la fiesta ten铆a que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa,
diciendo:
S. ¡Fuera 茅se! Su茅ltanos a Barrab谩s.»
C. A 茅ste lo hab铆an metido en la c谩rcel por una revuelta acaecida en la ciudad
y un homicidio. Pilato volvi贸 a dirigirles la palabra con intenci贸n de soltar a
Jes煤s. Pero ellos segu铆an gritando:
S. ¡Crucif铆calo, crucif铆calo!»
C. 脡l les dijo por tercera vez:
S. Pues, ¿qu茅 mal ha hecho 茅ste? No he encontrado en 茅l ning煤n delito que
merezca la muerte. As铆 es que le dar茅 un escarmiento y lo soltar茅.»
C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara;e iba
creciendo el griter铆o. Pilato decidi贸 que se cumpliera su petici贸n: solt贸 al
que le ped铆an (al que hab铆a metido en la c谩rcel por revuelta y homicidio), y a
Jes煤s se lo entreg贸 a su arbitrio.
Hijas de Jerusal茅n, no llor茅is por m铆
C. Mientras lo conduc铆an, echaron mano de un cierto Sim贸n de Cirene, que volv铆a
del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detr谩s de Jes煤s. Lo
segu铆a un gran gent铆o del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban
lamentos por 茅l. Jes煤s se volvi贸 hacia ellas y les dijo:
P. Hijas de Jerusal茅n, no llor茅is por m铆, llorad por vosotras y por vuestros
hijos, porque mirad que llegar谩 el d铆a en que dir谩n: "Dichosas las
est茅riles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han
criado."Entonces empezar谩n a decirles a los montes: "Desplomaos sobre
nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos";porque, si as铆 tratan
al le帽o verde, ¿qu茅 pasar谩 con el seco?»
C. Conduc铆an tambi茅n a otros dos malhechores para ajusticiarlos con 茅l.
Padre, perd贸nalos, porque no saben lo que hacen
C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron all铆, a
茅l y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jes煤s dec铆a:
P. Padre, perd贸nalos, porque no saben lo que hacen.»
C. Y se repartieron sus ropas, ech谩ndolas a suerte.
脡ste es el rey de los jud铆os
C. El pueblo estaba mirando. Las autoridades le hac铆an muecas, diciendo:
S. A otros ha salvado;que se salve a s铆 mismo, si 茅l es el Mes铆as de Dios, el
Elegido.»
C. Se burlaban de 茅l tambi茅n los soldados, ofreci茅ndole vinagre y diciendo:
S. Si eres t煤 el rey de los jud铆os, s谩lvate a ti mismo.»
C. Hab铆a encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «脡ste es el
rey de los jud铆os.»
Hoy estar谩s conmigo en el para铆so
C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
S. ¿No eres t煤 el Mes铆as? S谩lvate a ti mismo y a nosotros.»
C. Pero el otro le increpaba:
S. ¿Ni siquiera temes t煤 a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es
justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos;en cambio, 茅ste no ha faltado
en nada.»
C. Y dec铆a:
S. Jes煤s, acu茅rdate de mi cuando llegues a tu reino.»
C. Jes煤s le respondi贸:
P. Te lo aseguro: hoy estar谩s conmigo en el para铆so.»
Padre, a tus manos encomiendo mi esp铆ritu
C. Era ya eso de mediod铆a, y vinieron las tinieblas sobre toda la regi贸n, hasta
la media tarde;porque se oscureci贸 el sol. El velo del templo se rasg贸 por
medio. Y Jes煤s, clamando con voz potente, dijo:
P. Padre, a tus manos encomiendo mi esp铆ritu.»
C. Y, dicho esto, expir贸. Todos se arrodillan, y se hace una pausa – De Pie
C. El centuri贸n, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:
S. Realmente, este hombre era justo.»
C. Toda la muchedumbre que hab铆a acudido a este espect谩culo, habiendo visto lo
que ocurr铆a, se volv铆a d谩ndose golpes de pecho. Todos sus conocidos se
manten铆an a distancia, y lo mismo las mujeres que lo hab铆an seguido desde
Galilea y que estaban mirando.
Jos茅 coloc贸 el cuerpo de Jes煤s en
un sepulcro excavado
C. Un hombre llamado Jos茅, que era
senador, hombre bueno y honrado (que no hab铆a votado a favor de la decisi贸n y
del crimen de ellos), que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que
aguardaba el reino de Dios, acudi贸 a Pilato a pedirle el cuerpo de Jes煤s. Y,
baj谩ndolo, lo envolvi贸 en una s谩bana y lo coloc贸 en un sepulcro excavado en la
roca, donde no hab铆an puesto a nadie todav铆a. Era el d铆a de la Preparaci贸n y
rayaba el s谩bado. Las mujeres que lo hab铆an acompa帽ado desde Galilea fueron
detr谩s a examinar el sepulcro y c贸mo colocaban su cuerpo. A la vuelta,
prepararon aromas y ung眉entos. Y el s谩bado guardaron reposo, conforme al
mandamiento.
P. Palabra del Se帽or
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