Porque Se Celebra El Dia De Accion De Gracias..?

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¿POR QUÉ SE CELEBRA EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS EN ESTADOS UNIDOS Y CANADA, ? Muchas personas en estas fechas se preguntan qué es el día de acción de gracias y por qué se celebra.  El día de acción de gracias es un día festivo en Canadá y los Estados Unidos celebrándose en octubre y noviembre respectivamente en cada país.  En los Estados Unidos, se celebra el último jueves del mes de noviembre. Día de Acción de Gracias La celebración del día de acción de gracias, o Thanksgiving, como se le conoce en inglés, data del año 1621. En este año, los inmigrantes ingleses que empezaron a fundar colonias en los Estados Unidos celebraron una cena con los indios nativos americanos.  Después de pasar por viajes largos en barco para atravesar el océano Atlántico, la mayoría de los ingleses, que llegaban sin dinero, enfermos y con hambre vivían en condiciones precarias sin conocer la geografía del territorio donde se asentarían.  Fue en estas condiciones, que como acto de solidaridad, los

Comienza La Cuaresma: Tiempo de Conversión,


"Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con el espíritu firme" (Salmo 50,12).

Estas palabras del Salmo responsorial contienen, en cierto sentido, el núcleo más profundo de la Cuaresma y expresan, al mismo tiempo, su programa esencial. Son palabras tomadas del salmo Miserere, en el que el pecador abre su corazón a Dios, confiesa su culpa e implora el perdón de sus pecados. "Lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. Contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces (...). No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu" (Salmo 50, 4-6-13).

Este salmo constituye un comentario litúrgico de notable eficacia al rito de la ceniza. La ceniza es signo de la caducidad del hombre y de su sujeción a la muerte. En este tiempo, en el que nos preparamos para vivir litúrgicamente el misterio de la muerte en cruz del Redentor, debemos sentir y vivir más profundamente nuestra mortalidad. Somos seres mortales y, a pesar de ello, nuestra muerte no significa destrucción y aniquilación. Dios ha escrito en ella la profunda perspectiva de la nueva creación. Por eso el pecador que celebra el Miércoles de Ceniza puede y debe clamar: "Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame con el espíritu firme" (Salmo 50,12).

En la Cuaresma la certeza de esta nueva creación brota de la luz del misterio de Cristo: misterio de Su pasión, muerte y resurrección. (...)

Cristo, al aceptar experimentar en Su carne el drama de la muerte humana, se hizo partícipe de la destructibilidad vinculada a la existencia temporal del hombre. El Apóstol habla de ello con gran claridad cuando afirma: "Dios lo hizo expiación por nuestro pecado." Eso significa que Dios trató a Cristo, "que no había pecado," como a un pecador, y eso para nuestro bien. En efecto, Cristo compartió nuestro destino de hombres agobiados por el pecado, para que nosotros, unidos a Él, recibiéramos la justificación de Dios.

Por nuestra fe en Cristo podemos decir con el salmista: "Oh Dios, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme" (Salmo 50, 12). ¿Para qué serviría la imposición de la ceniza, si no nos alumbrara la esperanza de la vida nueva, de la nueva creación, que nos concedió Dios en Cristo?

Durante todo el año litúrgico la Iglesia vive del sacrificio redentor de Cristo. Sin embargo, en el tiempo de Cuaresma, deseamos sumergirnos en él de un modo especialmente intenso, de acuerdo con la exhortación del Apóstol: "Ahora es tiempo favorable, ahora es el día de la salvación" (Corintios 6,2). En este tiempo fuerte, de modo muy especial, se nos reparten los tesoros de la Redención, que Cristo crucificado y resucitado nos ha merecido. La exclamación del salmista: "Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme" se transforma así, al inicio de la Cuaresma, en una fuerte llamada a la conversión.

Con las palabras del salmo Miserere, el pecador no solo se acusa de sus culpas, sino que al mismo tiempo comienza un nuevo itinerario creativo, el camino de la conversión: "Conviértanse a mí de todo corazón" (Joel 2,12), dice en nombre de Dios el profeta Joel. "Convertirse" significa, por tanto, Entrar en profunda intimidad con Dios.

Una auténtica conversión implica realizar todas las obras propias del tiempo de Cuaresma: la limosna, la oración y el ayuno. Sin embargo, no se deben vivir sólo como observancia exterior, sino también como expresión del encuentro íntimo, y en cierta medida desconocido a los hombres, con Dios mismo. La conversión conlleva un nuevo descubrimiento de Dios. En la conversión se experimenta que en Él reside la plenitud del bien, que se nos reveló en el misterio pascual de Cristo y que se recibe a manos llenas en la íntima morada del corazón.

Esto es lo que Dios espera. Dios quiere crear en nosotros un corazón puro y renovarnos por dentro con espíritu firme. Y nosotros al inicio de esta Cuaresma, queremos abrir nuestro espíritu a la gracia de Dios, para vivir intensamente el itinerario de conversión hacia un mundo necesitado de tanto dolor que se encuentra en el dolor de la vida.

FUENTE  MARIANOS

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