*LOURDES*
El 11 de febrero, de 1858, era el d铆a elegido para que el cielo se hiciera presente en la tierra. Ese d铆a cambiar铆a para siempre, no solo la vida de Bernardita, sino que marca el comienzo de una fuente de gracia que ha brotado para toda la humanidad. Fuente que solo crece con el tiempo.
La madre de Bernardita permiti贸 a esta ir con su hermana menor llamada Mar铆a, y con otra ni帽a, al campo a buscar le帽a seca. El lugar preferido para recoger le帽a era un campo que hab铆a frente a la gruta. Bernardita por su fragilidad f铆sica se qued贸 atr谩s.
Las compa帽eritas hab铆an pasado ya el arroyo, pero Bernardita no se atrev铆a a meterse al agua porque estaba muy fr铆a. Las dem谩s insist铆an en que lo hiciese y cuando ella empez贸 a descalzarse, un ruido muy fuerte, parecido a un viento impetuoso, la oblig贸 a levantar la cabeza y mirar hacia todos los lados.
¡Qu茅 es esto! dec铆a. Las hojas de los 谩rboles estaban inm贸viles.
El ruido del viento empez贸 de nuevo y m谩s fuerte en la gruta. Y ah铆, en el fondo de la gruta, una maravillosa aparici贸n se destacaba delante de ella. En este mismo momento empezaron a sonar las campanas de la Iglesia parroquial y se o铆a el canto del 脕ngelus.
Primera Aparici贸n:
Una luz resplandeciente como la del sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del cielo, una Se帽ora prodigiosamente bella se dej贸 ver por Bernardita. Vest铆a un traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado al talle con una cinta azul; un largo velo blanco ca铆a hasta los pies envolviendo todo el cuerpo. Los pies, de una limpieza virginal y descalzos, parec铆an apoyarse sobre el rosal silvestre. Dos rosas brillantes de color de oro cubr铆an la parte superior de los pies de la Sant铆sima Virgen. Juntas sus manos ante el pecho, ofrec铆an una posici贸n de oraci贸n fervorosa; tenia entre sus dedos un largo rosario blanco y dorado con una hermosa cruz de oro.
Todo en Ella irradiaba felicidad, majestad, inocencia, bondad, dulzura y paz. La frente lisa y serena, los ojos eran azul celeste llenos de amor y los labios mostraban suavidad y mansedumbre. La Se帽ora parec铆a saludarla tiernamente mientras se inclinaba ante Bernardita.
Bernardita busc贸 su rosario (que tra铆a siempre en su bolsillo), como para defenderse, haciendo la se帽al de la cruz, pero su mano qued贸 paralizada. En ese momento la Virgen tomo la cruz del rosario e hizo la se帽al de la cruz y le dijo a Bernardita que lo hiciera como ella.
En ese momento su brazo paralizado qued贸 libre. La Se帽ora empez贸 a pasar las cuentas del rosario entre sus dedos y Bernardita empez贸 a rezar el suyo. Al terminar, la Virgen le hizo se帽as con el dedo para que se acercara y extendiendo el brazo, se inclin贸 dulcemente y sonri贸 como despidi茅ndose de Bernardita. ¡La Visi贸n hab铆a desaparecido!
Bernardita pregunt贸 a las otras ni帽as si hab铆an visto algo y al estas responderle que no, les cont贸 su experiencia y les pidi贸 silencio. Pero la hermana de Bernardita se lo cont贸 a su mam谩. La madre no le crey贸 y orden贸 a Bernardita que se dejase de imaginaciones y que le estaba prohibido regresar a la gruta.
Esa noche, mientras rezaban el rosario en familia, Bernardita rompi贸 en llantos, repitiendo su invocaci贸n favorita: "Oh Mar铆a sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a ti."
FUENTE (es.catholic.net)
Comments
Post a Comment